lunes, 10 de abril de 2017

CCOO PV, un sindicato a la ofensiva

Pasada ya casi una semana del XI Congreso de CCOO PV, pienso que es momento de valorar la situación en la que se encuentra la organización y sobre todo de proponer estrategias sindicales de cara al futuro.

Consciente de que el papel (y su versión digital) lo soporta casi todo, hemos asistido estos días, por parte de ciertos medios de comunicación, a un relato que se sostiene sobre lo anecdótico (seguramente la simplificación y la caricaturización de las posiciones vende más que el análisis riguroso) obviando que la organización se encuentra involucrada en un proceso que se había ido definiendo ya hace muchos meses y que debía concretarse en poner en práctica aquello que habíamos debatido en la experiencia de “repensar el sindicato” y que ha nutrido buena parte de los documentos que están formando parte de los procesos congresuales.

En mi opinión, se ha tratado de situar la confrontación de ideas en el terreno de los personalismos, siendo esta una simplificación peligrosa ya que sitúa la organización en el terreno de la inacción política, presa de una inercia peligrosa. En este congreso se han enfrentado dos formas de ver y de entender CCOO PV, una organización sindical y sociopolítica, con una tradición de lucha en los centros de trabajo y en las calles que hay que renovar para adaptarla a los nuevos tiempos, estos que nos toca vivir, en los que una parte importante de la clase trabajadora o no tiene trabajo o si lo tiene es tremendamente precario, donde se han ido desdibujando las relaciones laborales, donde ha crecido la desprotección y la desigualdad, donde tras años de conquista de derechos, vivimos una década de pérdida de los mismos, de falta de identidad, de confusión generalizada. El sindicato es el mayor garante de igualdad de las democracias, no solo para la mejora de las condiciones de trabajo, sino también para tejer redes de protección social para las personas.

El proceso de “repensar el sindicato” nos ha servido para escuchar a los dirigentes, también a las bases, y aunque algunas preguntas no han encontrado respuesta, se han construido, a partir de ahí, propuestas colectivas. Una organización más abierta y horizontal, hacia dentro y hacia fuera, más próxima y menos interiorizada. Uno de los motivos de discrepancia entre las dos candidaturas presentadas en nuestro congreso era precisamente esa forma de entender el sindicato, por eso, aun sin compartir la extraordinariedad de un tercer mandato por parte del secretario general, pero entendiendo que se había asumido la responsabilidad de configurar una dirección plural, se presentaron propuestas construidas desde la idea de una única dirección que recogiese esa diversidad. No se supo (o no se quiso) entender, y el giro de timón en tiempo de descuento se acompañó de un relato más propio de una novela negra y que permitiese evitar el verdadero debate.

Otra de las conclusiones de “repensar el sindicato” era la necesidad de recuperar nuestro espacio en la sociedad. Un sindicato menos interiorizado. Tras casi una década de ataque sistemático al sindicalismo en general y a CCOO en particular, necesitamos pasar de la resistencia a la ofensiva, retomar la referencia en la movilización social, liderando o acompañando, creando hegemonía, ilusionando al conjunto de la clase trabajadora. Nuestra doble estructura nos permite atender los dos frentes, las federaciones en los centros de trabajo, los territorios en la sociedad. CCOO PV es una organización territorial, tiene un papel sociopolítico claramente definido y que no puede limitarse a su papel institucional (absolutamente necesario pero no suficiente). Proponer una candidatura donde se combina la experiencia en órganos de dirección con la incorporación de dirigentes sindicales provenientes de sus centros de trabajo y con activistas sociales (feministas, LGTBI, Derechos Humanos), pretendía precisamente eso, dotar a los órganos de dirección de una visión más plural, más panorámica (si se quiere) de esta realidad compleja en la que estamos inmersos.

En las entrevistas que hemos podido leer este fin de semana, Arturo León, nuevo Secretario General, ha manifestado en repetidas ocasiones que el sector que han venido llamando “continuista” ha hecho ofertas más que generosas durante el proceso de negociación. Sería necesario aclarar, para olvidarnos ya de este tema y poder mirar cara al futuro (ese era nuestro lema del congreso), que esas ofertas calificadas como “más que generosas” mantenían vetos en lo cualitativo (se vetaba la participación de una parte importante de la organización en los espacios de gestión interna del sindicato) y en lo cuantitativo (se concretaban en un 25% de presencia en los órganos de dirección, incrementada posteriormente a un 30%, y que como han evidenciado las votaciones, quedaban muy lejos del 45% de respaldo obtenido en el propio congreso).

Así que una vez pasado el congreso y a falta de conocer la configuración de los equipos de dirección, es importante definir hacia donde debe ir el sindicato para dar respuesta a los importantes retos que tenemos que afrontar.

Una dirección de integración sería una apuesta estratégica inteligente en un contexto político complicado. La confrontación vivida no puede (no debe) ser sostenida durante los cuatro años que nos separan del próximo congreso. El sindicato debe afrontar sin más demora retos en lo interno y en lo externo.

En el interno debemos ser capaces de construir un equipo de dirección plural, donde todas y todos nos podamos sentir reconocidos y donde, independientemente de la lista a través de la cual accedió a la dirección, se pueda aportar el mejor saber hacer al conjunto de la organización. Tenemos retos organizativos y retos de gestión. En lo organizativo debemos avanzar en transparencia y participación, en aprovechar sinergias y que las organizaciones que conforman la Confederación de CCOO del País Valencià se complementen para fortalecerse, frente a las tácticas de confrontación entre nuestras organizaciones que nos acaban debilitando. En la gestión, recordar que a final de este año finalizará el ERTE que venimos aplicando y que nos ha permitido realizar (junto con otras medidas), ajustes importantes en la partida de personal. Es necesario establecer un diálogo con el Comité de Empresa para identificar las posibilidades de actuación y trabajar el consenso necesario para acometerlo. Los esfuerzos que hemos realizado y los que nos va a tocar realizar, deben servir para identificarnos todos, sindicalistas, dirigentes, trabajadoras y trabajadores de CCOO PV en un proyecto común, sólido, potente y de futuro.

En el externo tenemos que recuperar el protagonismo en la sociedad que corresponde a la primera organización no solo sindical, sino también social, del País Valencià. Tejer redes de complicidad con los movimientos sociales, con la sociedad civil organizada. Ganar interlocución con el Govern de la Generalitat para impulsar políticas progresistas, de recuperación de derechos para la clase trabajadora y para la ciudadanía en general. Se debe recuperar la gestión pública de los servicios prioritarios, poner en práctica una potente política industrial, e impulsar el papel de la GV como garante del empleo público y de calidad. Reforzar la presencia en las empresas, los polígonos, centros comerciales, de servicios públicos… y desde ahí hacer pedagogía y construir hegemonía. Son retos apasionantes y es el momento para iniciar esa ofensiva.

El tiempo de las resistencias quedó atrás, CCOO PV tiene que construir, y lo va a hacer, un proyecto para la mayoría social, un proyecto renovado, plural y útil a la clase trabajadora en un contexto tan nuevo como cambiante.



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