lunes, 16 de febrero de 2015

TRES AÑOS DE LA REFORMA LABORAL

Se han cumplido tres años de la reforma laboral. Es un buen momento para analizar las consecuencias de la misma, el cumplimiento de los objetivos planteados, si ha servido para algo, para qué y para quién.

Lo vemos a partir de tres afirmaciones contenidas en la propia justificación de la ley.

1.    “La incertidumbre a la hora de entrar en el mercado de trabajo, los reducidos sueldos iniciales y la situación económica general están provocando que muchos jóvenes bien formados abandonen el mercado de trabajo español y busquen oportunidades en el extranjero”.

La incertidumbre, tres años después se mantiene, tanto es así que la tasa de paro sigue en valores superiores al 23%, y si nos fijamos en los más jóvenes, el porcentaje supera el 50%. Invertimos en la formación de nuestros jóvenes, los mejores profesionales en la historia de este país, nuestro activo más importante, para regalárselo a otras economías que han apostado por empleos de más calidad.
Denunciaba el RDLey que los sueldos iniciales eran reducidos, y efectivamente, ahora ya no lo son exclusivamente los iniciales, esta situación se ha extendido al conjunto de la clase trabajadora, se ha producido una caída salarial en algunos sectores próxima al 5%.

2.    “Las cifras expuestas ponen de manifiesto que las reformas laborales realizadas en los últimos años, aún bienintencionadas y orientadas en la buena dirección, han sido reformas fallidas”.

Otra afirmación del texto legal que nos sirve para evaluar si ahora la orientación es la adecuada. Tras la reforma de 2012, la negociación colectiva ha sufrido un retroceso importante, no sólo en cuanto a convenios colectivos firmados, sino especialmente en cuanto a trabajadores y trabajadoras cubiertos por dichos convenios. Los niveles de cobertura de la negociación colectiva están conociendo mínimos históricos. Cada día hay más personas que no tienen el paraguas de un convenio colectivo que garantice unas condiciones mínimas de trabajo como puedan ser elementos tan centrales como el salario y la jornada. A esto hay que añadir que quien si tiene convenio colectivo, puede ver como este se convierte en papel mojado a partir del amplio margen de maniobra que tienen ahora las empresas para dejar de aplicar lo allí pactado.
La consecuencia de estas “bienintencionadas medidas orientadas en la buena dirección” son que la pobreza y la desigualdad social crece de manera importante en España y que la pobreza ha dejado de ser un problema exclusivo de las personas sin trabajo, ya ha aparecido, y crece día a día, el colectivo de personas con trabajo que son pobres.

3.    “La reforma propuesta trata de garantizar tanto la flexibilidad de los empresarios en la gestión de los recursos humanos de la empresa como la seguridad de los trabajadores en el empleo y adecuados niveles de protección social. Esta es una reforma en la que todos ganan, empresarios y trabajadores, y que pretende satisfacer más y mejor los legítimos intereses de todos”.


Este propósito trataba de vender la idea de una reforma equilibrada. La realidad nos ha dado la razón a los que sosteníamos que la reforma iba a suponer un nuevo desequilibrio a favor del poder económico, más grave que todos los anteriores, ya que atacaba la raíz más importante de los derechos de los trabajadores consagrados en la Constitución Española, la negociación colectiva, el que nos permite construir contratos colectivos de eficacia general, el que permitía evitar la negociación individualizada, el contrarresta la mayor fuerza del capital, con la unidad del trabajo. Era por tanto una reforma profundamente ideológica y cuyos efectos están ya a la vista de todos. Dificultar la acción colectiva de los trabajadores en la defensa de sus intereses para garantizar mejoras en los márgenes de beneficios a favor de las empresas.  El mejor indicador de que este ha sido el resultado final, está en los datos sobre brecha social que se publican desde infinidad de instituciones, poca gente cada día mucho más rica, mucha gente cada día más pobre.